Este corto de sensibilización aborda la temática de la alteración y reducción de las áreas verdes, destinándolas a emprendimientos de lo que da en llamar erróneamente "desarrollo urbano". Los espacios verdes tienen particular importancia en la vida moderna de los conglomerados urbanos, y conforman parte del patrimonio de la comunidad, contribuyendo al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, por el beneficio en su bienestar físico y emocional. Las plazas, jardines, parques o bosques urbanos desempeñan un papel fundamental en el medio ambiente y la biodiversidad de la ciudad, además de ser espacios para el paseo, el relax o el ocio, a nivel de ordenación del territorio forman parte de su estructura, y simbolizan un ambiente de ciudad equilibrada, donde la edificación se amortigua con los espacios naturales. Actualmente, se concibe que los verdaderos espacios verdes deben constituir un ecosistema equilibrado y cumplir con las diversas funciones que le son características, manteniendo la mayor conectividad posible dentro del tejido urbano.
La ciudad de Córdoba pasó de tener casi 9 m2 de espacio verde público por habitante en 2001 a unos 7,5 m2 en la actualidad y, por otra parte, su arbolado urbano viene sufriendo un franco deterioro (en calidad, cantidad y distribución). Tomando en consideración que la Organización Mundial de la Salud señala que son necesarios un mínimo de 10 m2 y un óptimo de 15 m2 de espacio verde per cápita, se hace evidente que debiéramos reorientar nuestras acciones, y priorizar políticas, para proteger las áreas verdes existentes y, dentro de lo posible, incrementar su superficie y calidad, y sumar nuevos espacios, adecuándolos a este fin.
La ciudad de Córdoba pasó de tener casi 9 m2 de espacio verde público por habitante en 2001 a unos 7,5 m2 en la actualidad y, por otra parte, su arbolado urbano viene sufriendo un franco deterioro (en calidad, cantidad y distribución). Tomando en consideración que la Organización Mundial de la Salud señala que son necesarios un mínimo de 10 m2 y un óptimo de 15 m2 de espacio verde per cápita, se hace evidente que debiéramos reorientar nuestras acciones, y priorizar políticas, para proteger las áreas verdes existentes y, dentro de lo posible, incrementar su superficie y calidad, y sumar nuevos espacios, adecuándolos a este fin.
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